El choque entre Oriente y Occidente responde más a intereses políticos de éste que a una incompatibilidad cultural real. Esta fue la tesis de la conferencia que Gema Martín Muñoz, profesora de Sociología del Mundo Àrabe e Islámico de la Universidad Autónoma de Madrid, pronunció ayer en el Centre Cultural Sa Nostra, dentro del ciclo «Aproximación a la cultura islámica». Bajo el título «¿Choque de civilizaciones?», Martín defendió que «la idea del choque civilizacional se basa en una teoría ideológica, creada en un determinado momento, al derrumbarse la URSS e iniciarse el orden monopolar, que viene a satisfacer las necesidades que Occidente, y sobre todo EE UU, tiene en ese nuevo marco».
Este choque, prosiguió, «se fundamenta en una solemnización de la supremacía cultural occidental y en una estigmatización de otras culturas, en las que ese mundo occidental tiene intereses económicos, militares y estratégicos». Y mediante esa estigmatización «se consigue deshumanizar el sufrimiento de las poblaciones en esas partes del mundo, un padecimiento que es inevitable para que se cumplan esos intereses mencionados».
Por lo tanto, aseveró, «puede decirse que no existe una incompatibilidad cultural, sino un problema profundamente político».Añadió que «la política internacional se basa en una doble moral, que hace que la democracia y los derechos humanos se conviertan en atributos exclusivos de Occidente y se olvide por completo el interés por promover estos valores en los países musulmanes», y a modo de ejemplo recordó el ejemplo de los kurdos, palestinos o afganos.
«Ahí está la paradoja -subrayó-, pues mientras Occidente crea el fantasma del fundamentalismo islámico como una amenaza cultural a nuestro valores, es el aliado más estrecho de los actores más fundamentalistas en el mundo musulmán, impidiendo así la modernización y democratización». Gema Martín ha participado como observadora en los procesos electorales de Argelia, Palestina, Egipto e Irán; es colaboradora de «El País» y ha publicado diversos libros.