Ha llegado la hora de escoger colegio -el plazo de solicitud de plaza está abierto hasta el viernes-, pero la elección no siempre resulta fácil y muchos padres se cuestionan si deben «conformarse» con alguno de los colegios que administrativamente les corresponde en función del domicilio o emprender una frenética carrera para sumar puntos, lo que incluye alterar datos en el padrón, para lograr plaza en alguno de los centros con más «fama» o prestigio. Por lo pronto, lo primero que debe tenerse en cuenta -partiendo de la base de que, a menos que se opte por la privada, la educación pública o concertada cuesta lo mismo en las etapas obligatorias- es qué tipo de educación se quiere dar al hijo: religiosa o laica. Ahí, las posibilidades de elección se reducen, ya que en Balears existen 272 centros laicos, la mayoría públicos, y 91 religiosos, todos ellos concertados, menos uno que es privado (San Cayetano).
Salvada esta cuestión, resulta importante conocer las opciones más cercanas al hogar familiar, por la comodidad que para el escolar y para los padres supone el poder ir caminando al colegio y, por qué no, poder seguir disfrutando de sus compañeros fuera de las instalaciones del centro. Si el abanico de posibilidades contempla centros públicos y concertados, otra diferencia a tener en cuenta es que la mayor parte de los públicos (193) disponen de jornada intensiva, mientras que en los concertados se estila la jornada partida, lo cual es una ventaja si los progenitores trabajan fuera de casa. No obstante, la adjudicación de la jornada continuada a un colegio público se vincula a que ofrezca un programa de actividades extraescolares.
En defensa de la enseñanza pública, el director de uno céntrico colegio de la ciudad, el C.P. Jaume I, Francesc López, afirmó que «la disciplina y la educación que imparten los centros públicos no se diferencia de los privados-concertados». «En realidad -aseveró- la educación pública dispone de todos los servicios de la Conselleria d'Educació; en nuestro caso ofrecemos comedor escolares, actividades extraescolares (lúdicas y de repaso), un patio y unas clases amplias, aula de informática y profesorado para atender a niños con necesidades educativas especiales».
Las posibilidades de infraestructuras sí diferencian a unos tipos de centros de otros, «lo cual es lógico porque los beneficios económicos de los concertados se invierten en las instalaciones y, claro, algunos tienen hasta piscina climatizada, algo que, es evidente, un colegio público no puede tener, pero en calidad de enseñanza y de atención a los niños no hay diferencias», insistió. El director del colegio Sant Francesc de Palma, Antoni Monserrat, apeló, por su parte, a la abundante oferta de actividades extraescolares de la concertada y a la mayor amplitud de la oferta educativa que ofrecen los concertados, que en su mayoría tienen Infantil, Primaria, ESO e, incluso, Bachillerato, lo que evita tener que sacar al alumno al llegar a los 12 años», como ocurre en los colegios públicos.
En este sentido, Francesc López no consideró este hecho deba suponer, necesariamente, un inconveniente, «pues cada colegio está adscrito a los dos o tres institutos de la zona y el traspaso se realiza de forma automática». El director de Sant Francesc confirmó, no obstante, las pocas diferencias que hay en cuanto a calidad de la enseñanza o exigencia de disciplina. En definitiva, la buena enseñanza no es exclusiva de un tipo de centro u otro, depende mucho de cada maestro o profesor, de su compromiso con la docencia.