El mundo de la danza, que antaño se consideraba elitista y de difícil comprensión, se ha «democratizado» en los últimos años y llega ahora con total naturalidad a cualquier persona, lo mismo para la práctica que para la contemplación. Por eso son cada día más los niños "y también adultos" que se sienten atraídos por esta bella arte, aunque su práctica exige sacrificios y dedicación. Y por ello es también más numerosa la oferta de escuelas y hasta de compañías profesionales, que no ocultan las dificultades para seguir adelante.
Ayer el escenario del Teatre Municipal de Palma acogió la exhibición del alumnado de las escuelas de danza de Olga Zamora y de Mari Carmen García. Amigos y familiares de los actuantes llenaban el aforo y tras las bambalinas eran patentes los nervios de las bailarinas, especialmente de las más jóvenes.
Minutos antes de la actuación los exteriores del teatro estaban a rebosar y después, tras la muestra de talento y esfuerzo de los alumnos "jóvenes y menos jóvenes", también fueron sonoros los aplausos. No en vano a estas alturas del curso los alumnos han adquirido ya un notable bagaje que ahora pueden mostrar al público, en el caso de las niñas con mucha gracia. Ya por la noche actuó la compañía de danza La Quercia, ofreciendo tres obras: 'Il copto', de Diverso Alaria y Willie Sanz; 'Poema de mort', de Pilar Oliver; y 'Chiraa khoo', de Laura Girotto.