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Joaquín J. Martínez vive entregado a la defensa de los derechos humanos

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Tal y como prometió en su momento, Joaquín José Martínez, el español condenado a muerte a quien el abogado Peter Raben, con la ayuda económica de muchos españoles, logró poner en libertad tras un juicio que mantuvo pendiente a la opinión mundial, ha fundado la Asociación Internacional Abolicionista (AIA) que lucha, entre otras cosas, contra la pena de muerte, la tortura y todo aquello que sea degradante para el ser humano. Es una asociación apolítica, sin ánimo de lucro y a favor de los derechos humanos que ya está trabajando.

En dicha asociación, Joaquín ha sido nombrado presidente honorario y sus padres, Joaquín y Sara, se han puesto a la cabeza y están ya trabajando. Tras regresar de Malabo (Guinea Ecuatorial), pasamos por la sede de AIA, en Madrid, donde Joaquín y sus padres nos estuvieron hablando sobre lo que están haciendo en estos momentos y de algunos de los logros obtenidos hasta la fecha de los que, más adelante, hablaremos. Hoy concretamente hemos querido saber de esta familia, y de Joaquín especialmente, quien dentro de nada cumplirá el año de libertad.

Joaquín tiene novia. Es una chica joven, guapa y muy discreta que está trabajando con él en la asociación, y que por encima de todo quiere pasar inadvertida. Nos recibe en su casa, a un tiro de piedra del estadio de La Peineta, hasta donde llegamos con Joaquín padre y Sara. De las paredes de la salita penden dos grandes fotografías enmarcadas, el skyline de Nueva York de noche visto desde Brookling y una panorámica de Miami con un The End incrustado entre las palmeras. «De Nueva York guardo bonitos recuerdos, ya que fue la primera ciudad de Estados Unidos en que viví, y lo de el fin de la de Miami, está claro, no? Ahí se acabó una tragedia que tuvo pendiente mi vida de un hilo durante cinco años, y que a pesar de que trato de olvidarla, la llevaré siempre conmigo».

Y es que Joaquín, a causa de todo eso, casi un año después de haber recobrado la libertad, sigue adaptándose a la vida. «A veces me despierto por la noche y durante un segundo revivo aquellos años. No puedo evitarlo». En ocasiones, de forma instintiva, masajea sus muñecas o se palpa los tobillos donde el tiempo no ha logrado borrar del todo las cicatrices que las esposas y grilletes, apretadas más de la cuenta por un carcelero sin escrúpulos, dejaron.

Su padre comenta que «en algunos momentos da la sensación de que aún no ha recuperado el sentido del tiempo en libertad. En la cárcel estaba acostumbrado a la monotonía, a levantarse a una hora, a comer a otra, a ver a la misma gente, a hacer las mismas cosas, un día y otro, y otro. Y desadaptarse de eso le está costando bastante». «Por ello tal vez "añade Joaquín" es por lo que quiero estar siempre acompañado de alguien, no me gusta estar solo». Sin embargo, ya está conociendo Madrid y con la ayuda de un taxista amigo suyo, a quien llama a través del móvil ante el menor problema de tráfico, a circular en coche por sus repletas calles y M-30, 40 y 50. «Todo es cuestión de acostumbrarse. No creas que en Miami la circulación está mejor».

"¿Sigues el caso de Pablo Ibar?
"Sí, claro. Lo sigo, y a través de AIA estamos en contacto con su familia. Intentamos ir a verle a Starke, pero al no ser español por entonces "hoy ya le han dado la nacionalidad" no se nos permitió. Yo creo que con la ayuda de todos saldrá en libertad. Ahora, desde que sabe que su caso comienza a ser conocido, está más contento, se le ve más sereno, más tranquilo y sobre todo anímicamente más fuerte. Y eso, estando allí encerrado, es bueno. Del libro que ha escrito sobre su experiencia en el corredor de la muerte, y que me ha regalado tras habérmelo dedicado, lleva ya vendidos más de 40.000 ejemplares, por lo que se está haciendo una segunda edición. «Memorias del corredor de la muerte», cuya lectura durante el vuelo a Malabo "y regreso a España", que he alternado con la de «Ajuntament, bon dia», engancha.

Joaquín insiste en que se pasaría con gusto media vida dando las gracias a todo el mundo «por lo que hicieron por mí», y que le gustaría pasar unos días en Mallorca, con su novia, para disfrutar de la Isla «y agradecer a los mallorquines el gran apoyo que me dieron». También, si tuviera ocasión, le gustaría dar las gracias personalmente a SM el Rey. «Él intercedió por mí ante dos presidentes de Estados Unidos, y el primer telegrama que recibieron mis padres, tras recobrar yo la libertad, fue del Rey y de la Reina». Joaquín tiene un gatito siamés que corretea por el piso. «Es joven, por lo tanto muy travieso, pero a mí me hace mucha compañía, cosa que necesito constantemente».

"¿Mientras estuviste en el corredor te escribió mucha gente desde Mallorca?
"Muchísima. Y de muy variada condición social. Había una monja, la hermana Rosselló, que no paraba de mandarme cartas a la cárcel, dándome ánimos siempre. A los mallorquines les estoy muy agradecido, de verdad. No tengo palabras. Y sobre todo le estoy agradecido a Manuel Jaén Palacios por lo mucho que hizo por mí poniéndose a la cabeza de una cruzada que de forma espontánea surgió en mi favor. Es una pena, sobre todo para los presos, que él no siga en el cargo que tuvo por entonces. ¡La de cosas que hizo por ellos. Por nosotros!

"¿Ves a tus hijas?
"Las he visto un par de veces. Posiblemente ahora viaje a Miami a verlas.

"¿Te mandó algún telegrama el Gobierno español tras ser declarado inocente?
"Que yo sepa, no.

"¿Y Florentino Pérez, a quien escribiste varias veces proclamando tu madridismo?
"Tampoco recibí nada del Real Madrid. Bueno, sí. Roberto Carlos me mandó una camiseta suya, firmada. También alguien dijo en un momento que haría el saque de honor en el primer partido de Liga que el equipo jugara en el Bernabéu, pero llegado el momento nadie volvió a hablar de aquello. Pero no me importa. Lo bueno es que estoy libre, que puedo disponer de mi vida, que puedo estar con quien quiera. Mis padres me han comentado que muchos prometieron y no cumplieron. Pero, te repito, ya no importa. Allá cada cual. Ahora vivo entregado a luchar contra la pena de muerte y, dentro de mis posibilidades, defender los derechos humanos.

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