Contra viento y marea, ardió el domingo la falla del Coll d'en Rabassa. Y es que, según nos comentó el presidente de la comisión fallera, una concejal del grupo municipal socialista, atendiendo las quejas de unos pocos vecinos, que en número no representan el sentir de la barriada, denunció el caso y Cort estuvo a punto de suspenderlo. «Afortunadamente, el alcalde llamó media hora antes de la cremà y dio permiso». Fue una cremà a la que asistieron alrededor de 1.500 vecinos, algunos ataviados con el blusón típico valenciá y, naturalmente, las dos falleras. A diferencia de la de años anteriores -cinco años- la cremà estuvo huérfana de pirotecnia, pero no quitó que fuera una velada en la que los asistentes disfrutaron y se lo pasaron bien.
Y a las diez de la noche ¡todos a casa!, mientras unos pocos se quedaban en el lugar asegurándose de que en él reinaba el orden. Estaban también un par de bomberos y varios policías locales, que fueron ovacionados por los allí presentes. En cambio no vimos a nadie del equipo municipal socialista, a los que la comisión de la falla señalan como denunciantes. Y es que nos tememos que desde las filas que lidera Toni Roig se sigue actuando de oídas, sin verificar los hechos, o lo que es lo mismo: acudiendo al lugar, como deberían haber hecho esa noche. Porque si así hubieran actuado, habrían visto que todo discurrió sin problemas, algo -los problemas- que desde siempre han pretendido evitar los organizadores de esta falla.