Son las dos de la tarde. La sala de hot cycling o spinning del Mega Sport, la mayor de Europa, con más de ciento veinte bicicletas, se va llenando de gente. Unos visten camiseta y calzón corto con zapatillas de marca, otros, de ciclista, incluso calzando zapatillas de ciclista, con calcetines de ciclista, que son esos, generalmente de color blanco, que sobresalen muy poquito por encima de los tobillos. Sin prisas, van tomando posiciones sobre las bicis que han elegido, algunos con una hora o dos de antelación, y, como quien no quiere la cosa, comienzan a pedalear, a su aire, sin prisas.
Un par de minutos antes de las dos y cuarto, todo está dispuesto. Ricard, el profesor, que será quien marque la pauta a seguir, se sitúa sobre la máquina y, a través del micrófono inalámbrico que lleva sujeto en algún lugar de su cabeza, pero que no le impide para nada moverse, advierte sobre cómo va a ser la clase. A todo esto, el techo móvil de la sala se va abriendo poco a poco, dejando ver el cielo sobre sus cabezas. Se empieza a buen ritmo, al menos las piernas de ellos y ellas se mueven a gran velocidad. Ricard, que ha puesto a buen volumen la música, inicia la sesión, indicando cómo deben hacerlo, cómo han de ponerse, a veces erguidos sobre la bici, a veces de lado.
El ritmo va creciendo y aquello ya no hay quien lo pare. Durante cuarenta y cinco minutos seguirá así. En un momento aparecerá la niebla, que llega por sorpresa desde lo alto; en otro momento, y también desde arriba, cae un finísimo xirimiri. Hay que lograr que parezca una etapa real, en la que el llano se combina con la altura, y el sol con la lluvia y la niebla. Mientras tanto, ¡venga a perder calorías! Unas 900 se pueden llegar a dejar en esos tres cuartos de hora, en los que, encima, uno se divierte, y si es novato, nota que le va creando adicción, pues al día siguiente volverá a probar de nuevo. Y asi sucesivamente.
El Mega Sport inauguró esta sala de spinning hoy hace exactamente una semana. Como recordarán muchos, estuvieron aquella tarde pedaleando, como invitados especiales, el campeonísimo Guillem Timoner, Il Diavolo Claudio Chiapucci, y entre ellas y ellos trescientos o cuatrocientos más, de los cuales, hoy, la mayoría siguen pedaleando casi a diario, puesto que, aparte de que es el deporte de moda, adelgaza, estiliza y mantiene en forma.