Nadie va a discutir la gran acogida que tuvo el belén gigante instalado junto al Mercat de l'Olivar a lo largo de la Navidad pasada. Ni siquiera los padres que acostumbraban a llevar a sus hijos a jugar en el parquecito que había allí y que se tuvo que retirar para instalar el monumental belén se quejaron por ello, pues confiaban en que de nuevo los juegos se montarían una vez retirado todo aquel tinglado.
Sin embargo, terminó la Navidad, se desmontó el nacimiento y del parquecito nadie se acordó, lo cual "ahora también con toda la razón de su parte" ha indignado a los padres, entre otras cosas porque parques de este tipo no son habituales en Palma y menos en aquella zona. Por uno que hay en la zona de la Plaça d'Espanya, que está muy concurrido, no es justo que no se acuerden de reinstalarlo.
Para colmo, sobre la oscura plataforma de caucho en que se ubicaban los juegos del parquecito, han quedado los clavos que enganchaban al suelo el tobogán y las diversiones. Estos clavos son un peligro, pues al lugar siguen llegando niños "menos que antes, claro, pero muy decepcionados" que pueden tropezar y lesionarse con esos punzantes salientes. También retiraron dos farolas y aún están los agujeros. Esto es un bodrio. Además de ser muy peligroso.