Después de una larga noche repartiendo regalos de casa en casa, sus Majestades los Reyes de Oriente se acercaron ayer por la mañana hasta el Hospital Infantil de Son Dureta. Allí, los niños internados, los hijos de los trabajadores y algún que otro adulto esperaban ansiosos la llegada de estos héroes inmortales de la Navidad.
Acompañados por una banda de música y con sus alforjas repletas de juguetes, los Reyes Magos comenzaron su tradicional andadura navideña por el centro sanitario. Ésta se inició en la cuarta planta, donde los pequeños enfermos esperaban impacientes junto a sus familiares la adquisición de su regalo correspondiente y, cómo no, de los caramelos, que les endulzaron la jornada. Los más pequeños protagonizaron varias escenas de llanto, al contemplar los rostros de Melchor, Gaspar y Baltasar. Pero pronto ese repentino susto se convirtió en alegría y emoción al contemplar los juguetes.
Después sus Majestades fueron descendiendo a las plantas inferiores para visitar al resto de los ingresados. El objetivo era que ningún niño se quedase sin el saludo de los Reyes. El recorrido finalizó en el vestíbulo con la exhibición de ball de bot, por parte de la Escola de Ball de Gènova.