La vida de la mayoría de seres humanos suele oscilar, a menudo, entre situaciones casi antagónicas, pudiéndose pasar, en apenas un instante, de la soledad a la compañía, o de la tristeza al entusiasmo más absoluto. Y viceversa. La vida de la mayoría de aves no suele ser, en ese sentido, muy diferente a nuestra propia vida. Ultima Hora informaba el pasado martes del desamparo y tristeza en los que vive el cisne negro (Cygnus atratus) de s'Hort del Rei desde que, meses atrás, perdiera a su compañero. Vive, además, muy lejos de su tierra de origen, Nueva Zelanda.
Una situación totalmente diferente a la que viven, desde ayer, las siete águilas calzadas o «esparvers» (Hieraetus pennatus) que llegaron al Centre d'Avifauna de Son Reus procedentes de un decomiso realizado en Alemania. Se trata de animales jóvenes criados ilegalmente en cautividad. Los ejemplares han vuelto a nuestro país, su lugar de origen, y nada mejor para poder recuperarse que venir a vivir a Mallorca. Fueron recibidos en Son Reus por la consellera de Medi Ambient, Margalida Rosselló, y por la teniente de alcalde de Sanitat de Cort, Maria Crespo.
Las siete águilas calzadas vivirán, de momento, en unas jaulas acondicionadas y en primavera serán liberadas, seguramente en la Serra de Tramuntana. El águila calzada presenta dos fases de coloración, una oscura y otra clara. Sus ojos suelen ser de color castaño claro. Si hubiese alguna con los ojos azules, seguro que tendría serias opciones de poder triunfar en el mundo del cine, en secuelas de películas como «El desafío de las águilas» o «Las águilas azules».
En abril, una vez que los ejemplares hayan sido liberados, empezarán sus paradas nupciales. Según recogen las enciclopedias, las futuras parejas se llamarán con un aflautado 'tiruli'o con un no menos expresivo 'klia-klia-klia'. ¡Ah, el amor! Si alguna pareja se acaba consolidando y su relación acaba en boda, sería hermoso que se hiciese sus fotos en s'Hort del Rei... junto al cisne negro, para intentar paliar, de algún modo, su tristeza. Y su soledad.