Para muchos ciudadanos la llegada del otoño les brinda la oportunidad de hacer balance, una vez dejada atrás la mayor parte del año y cuando se emprende la vuelta a la cotidianidad laboral y escolar tras el verano. Y en esas está también la clase política balear, que afronta hoy el debate sobre el estado de la Comunitat, esperemos que con espíritu constructivo que, a la postre, es lo que los ciudadanos quieren.
Porque en demasiadas ocasiones este tipo de debates se limitan a la exhibición de trofeos por parte de los gobernantes y al lanzamiento de improperios por parte de la oposición. Claro que en nuestro caso, el balear, la situación no es completamente normal. Ocurre aquí que la mayor parte de los partidos políticos con representación parlamentaria están aliados en una causa común: el Pacte de Progrés, que se reparte las instituciones, y enfrente únicamente tiene al Partido Popular, que ejercerá de abogado del diablo. Tiene ante sí Francesc Antich una oportunidad de oro para explicar a la ciudadanía sus proyectos de futuro, porque lo pasado ya lo hemos visto, con sus luces y sus sombras. Según sus propias palabras, se situará en su escaño con el ánimo dispuesto a escuchar las propuestas de cada formación.
A ver si es cierto, porque lo que llevamos de legislatura está siendo un poco atropellado, en vista de las reiteradas amagos de crisis protagonizadas por UM y el resto de los partidos, de la polémica ecotasa que aparece y desaparece, de las «guerras» políticas con las moratorias, y de las encuestas, que revelan que aún hay muchos asuntos que preocupan a los habitantes de estas Islas y que están durmiendo el sueño de los justos en el apartado de «asuntos sin resolver». Pero pese a la importancia de esas cuestiones, serán poquísimos los ciudadanos, salvo políticos y periodistas, que seguirán lo que ocurra en el Parlament. Y es que el distanciamiento entre lo que preocupa e interesa en la calle y lo que los políticos debaten sigue siendo muy grande y se merecería otra sesión extraordinaria de nuestra Cámara autonómica.