La polémica está servida. Iberia anuncia hace unos días que, de declararse de interés público las líneas que unen las Islas entre sí y a éstas con la Península, se retiraría y las abandonaría. Ayer mismo, dos compañías aéreas "Iberia y Spanair" anunciaron que, respecto al año pasado, suprimían varios vuelos en sus programaciones de invierno. ¿Es la solución ideal la declaración de servicio público y la convocatoria de un concurso público que adjudique las líneas a una sola compañía en régimen de monopolio que se vería obligada a realizar los vuelos aunque no sean rentables? La decisión, a priori, no es fácil porque podría parecer peor el remedio que la enfermedad al significar un gran desembolso económico y abocar a las empresas perdedoras al despido de sus trabajadores.
No cabe duda de que entran en juego demasiados componentes que
conviene analizar detenidamente.
El ejemplo lo tenemos en Canarias, donde la conexión entre islas
está protegida y, en cambio, el enlace entre ellas y la Península
se rige por las leyes del mercado. Es difícil aplicar aquí el mismo
criterio porque, entre otras cosas, el tráfico interislas canario
quintuplica el de Balears. El problema de nuestra Comunitat no está
tanto en las conexiones Eivissa-Mallorca-Menorca "aunque son
mejorables", ni en los enlaces de Palma con la Península "se han
suprimido dos pero se mantienen bastantes", sino en los vuelos de
Eivissa y Menorca con Madrid. Quizá la solución más acertada sería
declarar de interés público sólo aquellos vuelos que van a ser
suprimidos dentro de unos días.
Otra posibilidad sería declarar el interés público de todos los vuelos y sólo plantear el concurso para las líneas deficitarias, dejándolo en suspenso para el resto de los vuelos, que por su mayor tráfico podrían funcionar abiertos a todas las compañías y en función de la demanda de pasajeros. Esta fórmula podría satisfacer a todas las posturas y, en principio, no tendría por qué perjudicar a nadie: usuarios, administraciones y compañías aéreas.