Los profesores de religión han desterrado de sus clases la catequesis, la memorización de los dogmas y los rezos. El cambio ha venido impuesto por los nuevos tiempos y por la necesidad de captar el interés de los alumnos, que tienen la posibilidad de escoger entre religión o estudio asistido en Primaria y hasta 2º de ESO, o «Sociedad, cultura y religión» en 3º y 4ª de ESO y Bachillerato, una asignatura de la que no deben examinarse. Matilde Gastalver, profesora de religión de Secundaria en el IES Son Pacs, no esconde el gran esfuerzo que ha tenido que realizar «para ganar alumnos y tratar temas que respondan a sus inquietudes y a sus vacíos culturales, haciendo unas clases dinámicas y participativas, pues de lo contrario te quedas sola».
«La enseñanza de la religión ha cambiado mucho -asegura-, ni está cerrada a los católicos. Ahora es un espacio muy particular dentro del currículum de los estudiantes, que facilita un clima especial para que éstos lleguen a unos niveles muy personales de trabajo y aprendan a tomar posturas, a ser críticos, abiertos y tolerantes». La tolerancia es uno de los valores en los que más se incide, cuenta, «sobre todo ahora que vivimos en una sociedad muy plural y atravesamos un momento de crisis mundial tras el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York».
Las recientes expulsiones de algunas profesoras de religión en otras comunidades ha puesto de relieve la peculiar situación laboral de estos docentes, obligados a renovar sus contratos cada año. En este sentido, los profesores de Mallorca se sienten protegidos por la actitud «abierta y tolerante» del obispo, Teodoro Úbeda. Sobre si un docente que imparte clases de religión debe exigírsele o no una conducta modélica fuera del aula, Matilde Gastalver considera que «sí debe ser una persona que dé testimonio en su vida de lo que está enseñando, si bien es muy difícil ser un ejemplo en todo momento para tus alumnos».