El president del Govern, Francesc Antich, optó ayer por repescar a Francesc Quetglas para sustituir a Josep Antoni Ferrer como conseller d'Obres Públiques. Quetglas, quien fue apartado de las últimas listas autonómicas del PSOE por el propio Antich, se reunió con el president al mediodía en un restaurante de Palma para aceptar el cargo. Quetglas no dudó en aceptar la oferta de Antich, quien durante toda la mañana realizó distintas gestiones para sondear a otros posibles consellers. En concreto, Antich contactó con Francesc Triay, presidente de la Autoritat Portuària, quien era la primera opción para sustituir a Ferrer. Las condiciones que impuso Triay "quería elegir a su equipo en la Conselleria y un absoluto margen de maniobra para diseñar la política territorial" hicieron inviable su nombramiento.
La segunda opción fue Quetglas, quien ya dimitió hace unos meses como director del Centre Balears Europa por motivos personales, aunque la realidad es que el nuevo conseller no estaba satisfecho con un organismo repleto de cargos políticos. Quetglas no tenía capacidad de maniobra en el Centre Balears Europa y dimitió. La última posibilidad que se planteó Antich era elegir a Pablo Rivero, aunque el actual coordinador de los proyectos estratégicos del Govern fue descartado «para no quemarlo porque es demasiado joven», según fuentes próximas al president.
El nombramiento de Quetglas supuso una sorpresa a medias. El nuevo conseller, que hoy tomará posesión de su cargo en un acto que se celebra en el Consolat, ya había sonado como sustituto de Misericordia Ramón como titular d'Energia. Al final, Antich optó por Príam Villalonga. «Me incorporo al Govern con mucha ilusión y ganas», declaró ayer mismo Quetglas horas después de aceptar la oferta de Antich para convertirse en el nuevo conseller d'Obres Públiques. Quetglas reconoció que iniciaba su nueva etapa «con alguna ventaja». «Mi aterrizaje en la Conselleria será más fácil porque he trabajado desde hace muchos años en ordenación del territorio, vivienda y transporte», explicó el nuevo titular d'Obres Públiques, que además es funcionario de dicho departamento. El dirigente socialista espera que «con mucho diálogo y consenso» el Govern pueda llegar a acuerdos con el Consell para diseñar todos los proyectos urbanísticos.
Francesc Quetglas opinó que su antecesor, Josep Antoni Ferrer, «ha hecho un buen trabajo». «Sólo puedo decir cosas buenas de mi compañero y lamento mucho que haya dimitido», reconoció el nuevo titular d'Obres Públiques. Mientras tanto, el president Antich decidió ayer no hacer ni una sola declaración para explicar su versión sobre la dimisión de Josep Antoni Ferrer, el conseller quien justificó que abandonaba el Govern por la falta de confianza del president. Desde el Consolat de Mar la única explicación que se dió ayer es que Ferrer había dimitido «porque no sabía vender sus proyectos». El Govern aún insistía en que el conseller d'Obres Públiques, a quien Antich había ningunenado en público y en privado, había hecho un buen trabajo que «nunca supo vender públicamente».
Sin embargo, la nueva crisis de Govern ha vuelto a distanciar aún más a los socios del Pacte de Progrés. Los más críticos con la nueva situación son los dirigentes del PSM, la formación política que se mantiene más estable durante las permanentes crisis del Pacte.
Diputado, senador y uno de los protagonistas del «caso
Bitel»
Francesc Quetglas nació en Barcelona en 1948. Es licenciado en
Ciencias Económicas, está casado y tiene dos hijos. Es funcionario
desde el año 1978 y fue nombrado subdirector general de Cooperación
Informativa durante la presidencia de Suárez. Fue miembro fundador
del CDS entre los años 82 y 86, diputado autonómico entre 1987 y
1991 y senador por Balears en esa misma legislatura. En 1995 se
incorporó al PSOE como independiente, aunque un año después se
incorporó a las filas socialistas. Desde 1995 hasta 1999 ocupó el
cargo de presidente de la Comisión de Urbanismo del Consell de
Mallorca y dirigió toda la política territorial de la institución
insular. Quetglas ha sido uno de los protagonistas del «caso
Bitel». El nuevo conseller denunció que el Govern de Matas espió su
correo electrónico.