La Ley de Espacios Naturales, LEN, debe modificarse para que incluya la protección de más áreas con valor ecológico y para prohibir la edificabilidad en todas las zonas protegidas. Éstas fueron algunas de las valoraciones que sobre la normativa hicieron ayer los presidentes que ha tenido el GOB en sus 25 años de historia. La organización ecologista «ha tirado la casa por la ventana» para celebrar los 10 años de la Ley de Espacios Naturales y del Parque Nacional de Cabrera, además de los cinco años de la puesta en marcha del parque de sa Dragonera, entre otras conmemoraciones.
Con tal motivo han organizado la Festa pel Medi Ambient, que tendrá lugar el próximo 11 de septiembre en la Plaza de Toros de Palma antes del concierto de Manu Chao. A pesar de abogar por la modificación de la normativa los representantes del GOB alabaron la puesta en marcha de la normativa de protección del entorno natural, una ley que, según el ex presidente del GOB, Francesc Avellà, «parecía la materialización de una utopía».
En aquel momento la LEN, continuaron, «representaba un grado de protección del territorio importante» lo que ha repercutido en actuaciones posteriores. De hecho su aprobación, según Miquel Àngel March, fue el reflejo de un cambio de talante a nivel político encaminado a la preservación de territorio, «un cambio de talante que se vió, por otra parte, favorecido por la presión ciudadana que salió a la calle para decir que ya estaba bien de edificar». Por su parte Pere Tomàs, ex presidente de la organización ecologista y actual director general de Biodiversitat, aseguró que, aunque se podría mejorar, desde que se aprobó la Ley de Espacios Naturales se ha avanzado mucho en la preservación de territorio hasta tal punto, señaló, que entre el 35 y el 40 por ciento de la superficie de Mallorca tiene algún tipo de protección.
Entre los puntos negros de la normativa Tomàs destaca la permisividad que demuestra para que algunas administraciones puedan desarrollar proyectos que modifiquen la tipología del litoral. El director general de Biodiversitat se refería, a modo de ejemplo, al paseo marítimo que el Ministerio de Medi Ambient pretende construir en la Colonia de Sant Jordi, «da vergüenza que amparándose en esta normativa se pretenda llenar la zona de papeleras y farolas y que se promueva la masificación», aseguró.