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El rey Harald de Noruega nos recibe en el yate real «Norgue»

«La boda de mi hijo me recuerda un poco a la mía»

El Rey Harald de Noruega entrena dos veces al día con el resto de los tripulantes del «Fram XV».

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Una vez a bordo, observamos que el rey de los noruegos no se hace esperar. Avanza sonriente sobre la cubierta de madera del «Norgue», barco que construyó a mediados de la década de los 30 Thomas Sopwitz, de profesión fabricante de aviones, al que llamó «Philante», y con el que en 1937 siguió la Admirald Coup, en la que competía un barco suyo, el «Endeavour». Durante la Segunda Guerra Mundial, el barco estuvo trabajando para la Armada Británica y, finalizada la misma, fue adquirido como yate de recreo por el rey Haaken de Noruega. (En Portals hay un «Philante», propiedad de Tommy Sopwitz, nieto de Thomas).

He estado frente a Harald en dos ocasiones y en ambas ha habido una boda a celebrar en pocos días. La primera vez fue en el Club Náutico de Palma. Se casaba por entonces Eduardo de Inglaterra con Sarah Ferguson. Comentó que a la boda iría sólo su esposa, él no. Ahora estamos ante otra boda, la de su hijo Haakon, con Mette-Marit, que aporta a Marius al matrimonio, boda que, por este motivo, ha dado mucho que hablar en Noruega, y que es "pensamos" por lo que él no quiere hablar. Por tanto hablamos del «Fram XV», con el que competirá en la Copa del Rey. «Hace una semana que está en el mar, de ahí que apenas lo conozcamos.

Hemos visto que es rápido, pero no sabemos cómo responderá a la hora de competir en esta regata, en mi opinión la más importante y la de mayor nivel del Mediterráneo. ¿Los más directos rivales? Todos, pero me gustan el 'Esmeralda' y el 'Bribón'». Le decimos que se dice que «Fram XV» es el barco a batir, y se ríe. «¿Por qué?» El rey Harald reconoce que está ante un mes muy movido para él. «En primer lugar está la Copa del Rey, luego la boda de mi hijo, que quiérase o no son acontecimientos que conllevan cambios y que me recuerda un poco a la mía». (Pienso yo que si será porque él también se casó con una plebeya). Y añade: «Por lo demás "refiriéndose a la boda de su hijo" todo está controlado, por eso estoy muy tranquilo aquí». Señala a continuación «que la Familia Real noruega ha sabido evolucionar con el paso de los años "lo cual es bueno", aunque no queremos ponernos como ejemplo de esa evolución».

Por último, abordamos el tema del no de Noruega a la Unión Europea. «En el primer referéndum que se hizo, como no entendí el rechazo, viajé al norte y hablé con los noruegos de esas latitudes, la mayoría pescadores. Me contaron que ellos únicamente pretendían vender pescado y que ahora lo estaban vendiendo. Me hablaron también de los numerosos problemas que tenían, que si muchas veces no los entendían en Oslo por lo lejos que estaba, menos los iban a entender en Bruselas, que está mucho más lejos todavía. Así de sencillo me lo plantearon y lo entendí. Como poseemos una buena agricultura y un buen medio ambiente, y últimamente petróleo, pues ¿para qué vamos a cambiar?».

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