La UIB celebró ayer su sexta fiesta de graduación, la que pone el broche al curso 2000-2001. Como manda el protocolo, la ceremonia comenzó con la llegada de la procesión académica, formada por el claustro, el rector de la UIB, Llorenç Huguet; y el conseller d'Educació del Govern, Damià Pons, al son de «Trumpet Voluntary», de J. Clarke. En nombre de todos los estudiantes, Fernando Monar, licenciado en Economía y que fue miembro del Consell d'Estudiants de la UIB, fue el primero en dirigirse a los asistentes, a los que arrancó más de una sonrisa con su reflexión sobre cuál es la misión de la universidad.
Acto seguido, los estudiantes fueron subiendo al estrado para recoger sus títulos de manos del rector, del conseller, de decanos y vicerrectores de la UIB. Mención aparte merecieron los nueve alumnos que recibieron los premios extraordinarios de licenciatura. Ya con sus diplomas en las manos, escucharon el parlamento de Damià Pons, quien felicitó a los recién graduados «porque vosotros aportaréis un mejor nivel de calidad al mercado laboral de Balears» y les instó a seguir esforzándose en su formación «por el bien colectivo». Aprovechó para criticar la Ley de Universidades que esa semana se aprobará y dijo esperar «que antes sea rectificada para que resulte más satisfactoria».
Por su parte, el rector de la UIB centró su discurso en los retos que se le avecinan a la universidad, «entre los que las nuevas tecnologías deberán tener un papel fundamental», declaró. Para acabar, la Coral Universitaria de Balears entonó el himno universitario, «Gaudeamus igitur», y música de Haendel despidió a la procesión académica.