Ya lo dijo el martes casi en el estribo del avión. «Volveré a Mallorca». Y así ha sido. Ayer por la mañana la bella y simpatica Gwyneth Paltrow y su novio, el actor Luke Wilson, regresaban a Palma, en cuyo aeropuerto les estaba aguardando el mismo chófer y el mismo coche que la vez anterior. Enseguida abandonaron el aeropuerto con dirección a la casa que no se ve, Moncaire, donde se encerraron y apartaron de miradas indiscreta, pues la casita en cuestión es inaccesible por tierra y por mar.
Quizá la estrella hollywoodiense se pone a resguardo de la que le va a caer cuando se conozcan los datos de una biografía de Madonna que revela que ambas tuvieron un idilio lésbico. Lo que es seguro es que son buenas amigas. Anoche, el grupo de amigos de Palma le había preparado una cena en Costa Nord, que es la segunda casa de su buen amigo Michael, de quien, en la ficción, fue esposa infiel, para asistir luego al concierto. Hay muchas posibilidades de que el 2 de agosto, que aún seguirá en Mallorca, asista al concierto de Van Morrison, en Costa Nord, donde también estarán Michael y Zeta"Jones.