Sorprendentemente, sobre las diez de la mañana, la actriz norteamericana Gwyneth Paltrow "entre otras, protagonista de Shakespeare in love y El talento de Mr. Ripley, con Matt Damon", su novio, y una pareja amiga abandonaron Palma por Sont Sant Joan, hasta donde llegaron a bordo de un Nissan Patrol deprisa, deprisa, y es que, a lo que se vio, iban a perder el vuelo. Para más problemas, se entretuvieron adquiriendo los billetes en el aeropuerto, que pagaron con moneda española, billetes a Barcelona, dicho sea de paso. «Lo poco que he visto de Mallorca "nos dijo" me ha gustado. Por eso, volveré algún día».
Tan «macarthuriana» forma de conjugar el verbo volver nos dio qué pensar. Porque puede volver mañana, o algún día. Claro que a tenor de los bultos y maletas que llevaban, pensamos que será algún día a pesar de que, según nuestras noticias, habían alquilado por un mes la casa que no se ve al anticuario inglés Harari, persona encantadora que, como les conté el año pasado, cuando se la alquiló al Aga Khan "en el anterior a los Miller, consuegros de Constantino y Ana María de Grecia", pasa largas temporadas en Mallorca con su esposa. ¿Acaso Gwyneth se desanimó por el mal tiempo de anteayer?
El trayecto entre Moncaire y Son Sant Joan se hizo a toda velocidad, con una sola parada: en el túnel de Sóller. Una vez en el aeropuerto, mientras Luke Wilson, su novio, actor para más señas, trataba de escabullirse detrás de la bolsa que elevaba con su mano derecha, ella, que recogía su larga y rubia melena en una cola, y que vestía de chaquetilla y vaqueros ombligueros, regalaba sonrisas a diestro y siniestro. «De verdad que lo hemos pasado bien "nos decía en castellano con acento neoyorkino". Lástima del mal tiempo. Pero "insistía" volveré».
Gwyneth, ex novia "y partenaire en «Seven»" de Brad Pitt, con cuya mujer, Jennifer Aniston, coincidió en Los Àngeles poco antes de viajar a Mallorca "la semana pasada" en una subasta a beneficio de la lucha contra el cáncer de mama, donde cedieron sus zapatillas para que fueran subastadas, podría haberse decidido a pasar unos días en Mallorca por recomendación de Michael Douglas, de quien fue esposa infiel en «Crimen perfecto». ¿Que por qué habla tan bien el español? Según contó, siendo niña hizo un intercambio estudiantil con una colegiala española de Talavera de la Reina, donde pasó un curso. Y cuando esta niña se hizo mujer y se casó, ella viajó a España para asistir a la boda.