JUAN MIGUEL LÓPEZ
La bolsa de pobreza, entendida como el segmento de población que
vive en condiciones precarias, lejos de desaparecer, va en aumento
en les Illes Balears, debido a las desigualdades sociales que
genera en los inmigrantes la globalización. Así de claro lo dejó
ayer Cáritas Diocesana de Mallorca en la presentación de su memoria
anual, en la que reconoció que se encuentra «desbordada» por la
llegada masiva de trabajadores 'sin papeles'.
Según el informe, la institución eclesiástica atendió en el año 1999 a 184 inmigrantes que se encontraban en situación de extrema pobreza, una cifra que se ha quintuplicado en el año 2000, ya que la cifra ha pasado a 1.440 inmigrantes, la tercera parte de las 2.971 personas que han requerido del apoyo de Cáritas en 2000 para poder seguir subsistiendo, frente a las 2.000 personas que atendió la institución en 1999.
En el acto de presentación de la memoria anual, en el que se hizo balance a las diferentes actuaciones de la entidad religiosa, la directora de Cáritas, María Salleras reconoció que el fenómeno de la inmigración convive con dos grandes problemas como son: la negación de los permisos de trabajo y de residencia; y la dificultad que ésto conlleva para acceder a una vivienda digna.
En este sentido, la coordinadora de Atención Primaria de Cáritas, Bárbara Picornell, añadió que un total de 1.128 de ellos fueron atendidos desde el programa de atención primaria de la entidad, mientras que otras 287 lo fueron a través de otro para aprender castellano y cultura española. La institución eclesiástica informó además que destinó más de 412 millones de pesetas en los distintos programas de reinserción social, al que se han acogido directa o indirectamente 4.095 personas.