Nacida en Nueva York como resultado del choque del jazz y el rock norteamericanos con la música afrocaribeña traída por puertorriqueños, cubanos, colombianos, venezolanos, panameños y dominicanos, la salsa vive ahora deambulando de país en país, de isla en isla, adornándose con nuevos elementos rítmicos autóctonos aunque por el momento siga sin conocerse ninguna versión salsa del «ball de bot». Y esto no es una exageración. La fiebre de la música salsa lleva azotando subrepticiamente más de una década nuestra Isla.
Amparo Depestre, cantante cubana de gran prestigio en su país y residente en Mallorca desde hace unos años, cuenta que «el primer acontecimiento dentro de la música caribeña en Mallorca fue en 1990, con la actuación del ballet Tropicana de Cuba, que se trajo a más de 50 artistas en un maravilloso espectáculo estrenado en la ya desaparecida sala Es Fogueró y en el Casino».
Pero el germen de la salsa ya se encontraba en la Isla. Amparo continúa explicando que «a finales de los ochenta se imparten las primeras clases de salsa en Mallorca. Fue en el Piano Bar, ahora Azzurro Salsa, en el Passeig Marítim, y que se convirtió, de esta manera, en el local por antonomasia de la música caribeña de la Isla».
Posteriormente y apoyándose en el revival de la salsa en la década de los noventa empezaron a abrirse innumerables locales que querían saciar el interés generado.