El Hospital de la Cruz Roja de Palma se cerrará, después de 52 años, una vez abra sus puertas Son Llàtzer, y sus instalaciones serán reconvertidas en una residencia para asistidos, que podría tener unas 75 plazas. Ésta es la intención reconocida ayer por el secretario autonómico y gerente del hospital, Gabriel Uguet, quien dijo que «en ese momento no se nos necesitará».
Cuando llegue la hora desaparecerá el concierto con el Insalud, y el personal de Cruz Roja pasará a Son Llàtzer o será absorbido por el Govern, «como especifica el convenio firmado por el Ejecutivo que estamos seguros que se cumplirá», añadió.
Uguet presentó ayer el balance de la actividad del hospital durante 2000 y los resultados de la encuesta sobre el nivel de satisfacción de los usuarios del centro. Según la memoria, el hospital realizó 42.226 consultas, 4.647 intervenciones ambulatorias y 1.990 intervenciones en el hospital.
Ingresaron 2.399 enfermos, con una estancia media de 4'86 días. En total, se registraron 11.901 estancias en el centro y se realizaron 21.832 sesiones de rehabilitación y 858 tratamientos especiales.
En cuanto a la encuesta, Uguet destacó los óptimos resultados, «ya que en todas los apartados se han obtenido mejores puntuaciones que en 1999, excepto en los referidos a la comodidad de la habitación y la atención recibida por parte de la trabajadora social».