El mar esconde bajo sus aguas desde el más grande de los animales de la tierra, hasta el más minúsculo de los seres. Todo un universo de posibilidades que ejemplifica la grandeza de la naturaleza. Esto es lo que debió pensar Josep Pascual, un jubilado de 73 años de Basauri, en Vizcaya, que desde hace más de sesenta años dedica prácticamente todo su tiempo libre a su pasión por la mar. Una devoción que le ha llevado a buscar durante unos días moluscos en las playas de Mallorca.
Josep el «catalán», como así le conocen en la localidad donde reside desde que salió de Gerona, está dispuesto a reunir 4.000 caracolas de mar en tan sólo un gramo de peso. Todo un trabajo de 'enanos' que puede llevar a este lobo marino a tenerle en la arenas una media de dos horas diarias. Una ardua labor que tiene que complementar con el esfuerzo añadido de supervisar «cinco horas más y con la ayuda de una pequeña lupa y un pincel las conchas marinas escogidas en la arena de la playa», como el propio Pascual reconoce. Hasta el momento, Josep Pascual ha conseguido reunir 3.635 conchas marinas. Una cifra con la que el Ayuntamiento de Basauri ya ha iniciado los trámites para incluir la hazaña en el libro Guinness de los récords.
Los datos que rodean a este marinero son sorprendentes. En su empeño, llegó a remover hasta 6.000 kilogramos de arena en la playa de Santoña, en Santander. Una cantidad que no espera alcanzar en Mallorca, ya que «en estos días en la isla he podido comprobar que las conchas de Palma son demasiado grandes. Ya he estado en varias calas y no he conseguido buenos resultados», afirma el viejo lobo marino.
Pero su pasión por el mar no se queda ahí. Tiene desde hace cuatro años en Basauri un museo particular del mar. Allí colecciona desde mandíbulas de tiburón, hasta esqueletos de más de dos millones de moluscos de todo tipo. «Mi museo es visitado prácticamente todos los días por multitud de colegios. Los chicos se divierten escuchándome hablar de la importancia del mar y del respeto que hay que tener con él», sostiene con una enorme sonrisa en su rostro.
· Juan Miguel López.