El Amsterdam, buque almirante de la legendaria naviera Holland America Line, entregado en septiembre de 2000, fue presentado ayer de forma oficial en el puerto de Palma. Concebido como una gran galería de arte flotante, su colección de antigüedades está valorada en tres millones de dólares. Entre las piezas expuestas destacan pinturas marítimas de la escuela holandesa, figuras de porcelana china de la dinastía Ming y numerosas maquetas navales de los siglos XVIII y XIX.
Nada más franquear el vestíbulo, el pasajero puede admirar un colosal y complejo reloj planetario con bóveda celeste y astrolabio, en movimiento. Según indico a los medios de comunicación su capitán Edward Van Zaane, (que recibió una metopa conmemorativa de manos del presidente de la Autoritat Portuària, Francesc Triay, junto a los agentes consignatarios de Miguel Puigserver), este buque posee un revolucionario sistema de propulsión azimutal, que invierte la posición de las hélices y elimina el timón. Así, el buque puede virar 43 grados por minuto sobre sí mismo. De tal manera, la maniobra en puerto, asistida por ordenador se simplifica mediante un joystick, cuyo movimiento manual puede equipararse a un videojuego. Todo un alarde de tecnología punta del siglo XXI en un buque inspirado, en los grandes y míticos «ocean liners» de la historia.
Las proporciones del Amsterdam son más que notables: 60.874 toneladas de registro y 237 metros de eslora por 32 de manga, con una altura de 48 metros. La mayoría de sus pasajeros, poco más de un millar, viajan en suites con veranda privada y su velocidad máxima es de 24 nudos. En su programa de cruceros destaca el de la vuelta al mundo, una antigua tradición que la compañía mantiene desde los años 30. Ahora realiza un cruceros por el Mediterráneo y ayer amarró en Palma por espacio de nueve horas en ruta de Casablanca a Marsella.