Un papel en una película o protagonizar un spot publicitario son objetivos a los que aspiran muchos jóvenes interesados en formar parte del «espectáculo audiovisual» de nuestro tiempo. Trabajan como cualquiera y dedican su tiempo libre a prepararse para aprovechar la oportunidad que esperan, algún día, se presente. Procuran mantenerse en forma, aprenden a bailar y, lo más importante, a interpretar, porque como dice Miguel Ramón, director de cásting, «para el cine, como es obvio, se buscan actores; pero en publicidad, desde hace tiempo, ya no basta una cara bonita o el guaperas clásico... Hay que llenar la pantalla, se busca algo más, y al final lo que se encuentra es un actor. Pensemos en el 'Hombre que da la suerte' en la Loteria de Navidad, o en el Chico Martini... son auténticos personajes que por sí solos llenan el anuncio... lo que importa es su atractivo en imagen, y el atractivo nace de la interpretación de un papel».
El cásting es la vía utilizada por el aspirante a actor para darse a conocer y demostrar sus habilidades. El mecanismo de selección empieza y la productora publicitaria o cinematográfica contrata a la empresa de cásting. Le entrega una «carpeta de personajes» donde especifica sus necesidades, y la producción del cásting se pone en contacto con los aspirantes, quienes presentan el currículum y su book "álbum de fotografías". El director de cásting realiza una preselección atendiendo a los perfiles del personaje exigidos por el cliente.
Después hay una cita inicial en la que se busca «el corte de imagen» que se necesita: adecuación del actor o actriz al papel, su fotogenia y su capacidad interpretativa para algunas de las acciones que constituirán el spot o la película. Todo queda registrado en vídeo para que el cliente haga su elección.
A la segunda llamada "recalled", sólo acuden las personas seleccionadas. No obstante, se cita al doble de las necesarias para protagonizar la acción. A esta prueba acuden, además del director de cásting, el productor del film o delspot, el realizador o director y el cliente "en caso de que se trate de un anuncio publicitario. Se repiten las pruebas "esta vez más adaptadas y fieles a la puesta en escena que se requerirá en el rodaje", y cliente y realizador toman una decisión definitiva disponiendo el reparto de papeles y el nombre de los apirantes que permanecerán en «la reserva» por si fuera necesario.