Balears se encuentra inmersa de lleno en un proceso de integración de diversas culturas y esta realidad es el motivo de las VIII Jornadas Pedagógicas sobre Interculturalidad, que ayer y hoy se desarrollan en el campus universitario, con la participación de profesionales de la educación, la formación y el trabajo social. El objetivo de las jornadas es dar a conocer la problemática multicultural de Balears, con el objetivo de aportar soluciones y estrategias de intervención en los ámbitos educativo, legislativo, laboral o lingüístico, entre otros.
Josep J. Quetglas, presidente de la Asociación de Pedagogos y Pedagogas de Balears y coordinador de las jornadas, apuntó que ante todo debe aclararse que la interculturalidad -entendida como una interrelación entre las diversas culturas, que propicia el enriquecimiento y el trasvase de experiencias- se opone a la multiculturalidad, que presupone una coexistencia sin ningún tipo de relación. En este sentido, el pedagogo y director del Departament de Ciències de l'Educació de la UIB, Jordi Vallespir, explicó en la conferencia inaugural que «la sociedad balear es aún multicultural, con grupos que viven unos de espalda a los otros, y debemos aspirar, aunque queda mucho trabajo, a la interculturalidad».
La presencia de niños de otras culturas en los centros escolares, ámbito en el que se centró la jornada de ayer, conlleva una serie de problemas, desde lingüísticos hasta de organización de comedores. Vallespir defendió que «la integración nace del reconocimiento de la diferencia» y que el papel de los educadores debe ser el de lograr «la normalización de esta diferencia, combinando el refuerzo de la identidad de cada grupo con la creación de espacios comunes».
Pero «no se puede establecer un proceso de integración escolar sin tener en cuenta los procesos migratorios y los de integración de las familias en los diversos ámbitos». Esa fue la tesis de partida de la ponencia de Josep Miquel Palaudarias, pedagogo y profesor titular del Departament d'Educació de la Universitat de Girona. Reconoció que «históricamente está documentado que el déficit de integración acaba provocando conflictos importantes». Confió en que «aquí aún estamos a tiempo de establecer procesos de integración positivos y de establecer políticas coherentes», aunque «la actual ley de extranjería no es favorable», lamentó.