C. M. C.
Un año más sigue creciendo el número de alumnos de incorporación
tardía en los centros públicos de las islas Balears: alumnos de
otras comunidades autónomas, europeos y de otros países,
especialmente de América Latina y Africa, a pesar de que los
extranjeros sólo suponen alrededor de un tres por ciento del
total.
Esto hace que se vuelva a superar las previsiones sobre la población de unos 150.000 escolares. Si a lo largo del curso 1999-2000 se registraron unos 3.000 nuevos estudiantes procedentes del exterior, (el año antes habían sido 600 las nuevas incorporaciones tras el inicio del curso), este año, y hasta principios de febrero, las cifras muestran la repetición de la dinámica de muchas incorporaciones que se registró durante el ejercicio pasado.
El conseller d'Educació, Damià Pons, explicó ayer en Lluc que, hasta ahora, se han matriculado 2.000 alumnos de incorporación tardía, que no son catalanoparlantes y que provienen de la inmigración. Una cifra que aportó ayer Pons es bastante reveladora: un único centro escolar ha acogido, desde el inicio del curso, un total de 170 estudiantes.
El censo escolar ha resultado afectado a lo largo de los últimos años por esta fuerte presión migratoria que impide, según los técnicos, una planificación adecuada de los centros. El principal problema, aseguran, es que estos alumnos no llegan al inicio del curso, sino que lo hacen de manera escalonada, con puntas que coinciden con la finalización de las diferentes temporadas turísticas; es decir, se localizan en octubre, en enero y después de Pascua.