Un total de 800 pasajeros que llegaron a Son Sant Joan a bordo de cuatro vuelos procedentes de Francia se sometió ayer a los controles y trabajos de desinfección para evitar la propagación de la fiebre aftosa. A pie de avión, los visitantes galos cumplieron con las rígidas disposiciones adoptadas por el Ministerio de Agricultura sobre el control de virus que causa esta enfermedad que se propaga a través de la ropa, los neumáticos de vehículos y el viento.
Los controles en Son Sant Joan afectaron a los vuelos procedentes de Francia que aterrizaron a las 08.05 de la mañana, 13.00 y 13.50 del mediodía y a las 19.00 horas de la tarde, según confirmó a este diario el portavoz de las instalaciones aeroportuarias. «Los trabajos de desinfección afectan tanto a los visitantes procedentes de Francia como del Reino Unido», indicó el portavoz, La medida de protección intenta erigir barreras contra la fiebre aftosa, que ya se ha propagado al ganado en algunas zonas de Oriente Medio y amenaza con paralizar la industria europea de cárnicos.
En Gran Bretaña, donde el brote que estalló hace tres semanas, alcanzó ya categoría de epidemia. En Palma, mientras tanto, temen que el virus se extienda a Alemania, como se prevé, ya que si eso ocurre provocaría graves problemas en plena temporada en Son Sant Joan, según admitió el portavoz. «No es lo mismo controlar entre 200.000 y 250.000 pasajeros al año, que corresponde al movimiento de franceses registrado el pasado año en Son Sant Joan, que hacerlo con 1'5 millones de alemanes», añadió.
Si se amplía el control a otras nacionalidades distintas a la británica y francesa, el aeropuerto de Palma tendría que habilitar zonas especiales en los meses de mayor movimiento, ya que no es posible realizar las labores de desinfección, en los 'fíngeres', por ejemplo, dada la complejidad de esa tarea.