Palma cuenta desde ayer con la nada despreciable cifra de 350.000 ciudadanos. Y fue Joaquín Manrique Rodríguez, funcionario del Ministerio del Interior, de 42 años y natural de Adra (Almería) el nuevo palmesano que obtuvo este «privilegio», que le fue reconocido por la regidora de la Funció Pública, Maria Teresa Jiménez, que entregó al sorprendido ciudadano unos presentes del Ajuntament: una corbata y unos libros sobre patios, «para que conozca mejor su ciudad», se comentó por la oficina de Empadronamiento, que vivió una mañana un tanto ajetreada.
Para Joaquín Manrique esta es la segunda vez que quiere acceder a la ciudadanía de Palma: «Es que como soy funcionario me trasladaron primero aquí, y entonces ya me empadroné; después fui a Ciutadella y debí empadronarme allí. Ahora vuelvo a Palma y he cumplido con mi obligación. Además, con mucha satisfacción al saber que era el habitante 350.000». Efectivamente, sólo hace una semana que Joaquín vuelve a residir en Palma, pero espera que esta residencia sea de por vida: «Mi intención es quedarme a vivir aquí para siempre puesto que aquí tengo a mi familia», aseguraba mientras mostraba la ficha de inscripción que le había rellenado la funcionaria Rosa Enrique.
Según comentó la regidora, son entre sesenta y cien las personas que acuden a la oficina para empadronarse a diario. De ahí, hasta las 240 visitas diarias que registra la oficina para cambios de domicilio y también para bajas. Muchos de los que ayer esperaban turno en la oficina de la Plaça de Santa Eulàlia eran extranjeros. A 1 de enero de 2001 se habían empadronado en Palma 2.362 alemanes, 1.916 ecuatorianos, 1.533 ciudadanos del Reino Unido, 1.505 colombianos, 1.391 magrebíes y 1.380 argentinos encabezando la parte superior de este «ránking» y un ciudadano de Barbados, Jordania, Myanmar, Singapur y Uganda, se sitúan en la parte baja de la «clasificación».
En estos momentos, los empadronamientos de extranjeros en Palma suponen el 41'06 por ciento del total, y de ellos, el 44 por ciento proceden de países no comunitarios, según explicó el responsable del área, Tomás Lladó, que calcula que el fuerte ritmo de la oficina tenderá a la baja dentro de unos meses.