Un somero repaso al siglo XX deportivo permite concluir que Mallorca puede jactarse de ser tierra de campeones y de haber dado cobijo a medio centenar de personajes que generan un elevado sentimiento de orgullo. Llama la atención que en un escenario con una población tan reducida en comparación con los principales viveros de atletas de élite, haya conseguido hizar su bandera y éxitos internacionales reservados a una reducida minoria. Los logros obtenidos durante los últimos cien años adquieren una trascendencia especial "incluso tintes casi épicos" si se valoran los condicionantes que cualquier deportista mallorquín ha tenido que asumir para llegar a ser un número uno del mundo. En la mayoría de los casos, una especie de lucha entre David y Goliat que no hace otra cosa que engrandecer sus marcas y resultados.
No es necesario subrayar nombres ni especialidades deportivas. Los cuarenta y ocho campeones del mundo que ha dado Mallorca en las últimas décadas son un ejemplo de esfuerzo, dedicación y voluntad, tres valores esenciales para rehuir de la mediocridad y que afloran sin disimulo alguno en todos ellos. Algunos forman parte del pasado y otros personifican un presente repleto de enormes expectativas. Consumidos los primeros días del nuevo milenio y con una Mallorca que ha mejorado sustancialmente su infraestrucutra deportiva a todos los niveles, el futuro no tiene límites.
El Consell Insular apadrinó ayer un acto cargado de emotividad en la que se dieron cita el medio centenar de campeones mundiales que ha dado Mallorca. La iniciativa sólo admite el aplauso porque fue un reconocimiento a cuarenta y ocho vidas entregadas a una actividad que ha dado lustre a nuestra tierra. Paralelamente fue presentado en sociedad el libro coordinado por Miguel Vidal «Cent anys de l'esport a Mallorca. Un segle de llegenda», una obra extraordinaria y también crónica de deportistas extraordinarios.