Las muestras de las 25 terneras de más de 30 meses que se han sacrificado en Mallorca y Menorca desde que saltó la polémica por la enfermedad de las vacas locas ya han sido analizadas y en ninguna de ellas se han detectado rastros de encefalopatía espongiforme bovina, según aseguraron fuentes de la Conselleria d'Agricultura.
Una de la medidas más importantes que adoptó la Unión Europea el pasado mes de diciembre para controlar y erradicar la enfermedad en la cabaña bovina del territorio nacional fue, precisamente, la obligación de someter al test específico a todas las reses de más de 30 meses que sean sacrificadas, e impedir que salgan al mercado, (inmovilizándolas) hasta conocer los resultados.
Actualmente las muestras de Balears son enviadas al laboratorio de Algete, Madrid, donde, en el plazo de uno o dos días, se conocen los resultados de los análisis. Esta situación se producirá hasta que se ponga en funcionamiento el laboratorio que el Govern balear está instalando en la sede del Instituto Balear de Sanidad Animal, Ibabsa.
El propio conseller del ramo, Mateu Morro, ha manifestado en los últimos días que, en un principio, el laboratorio empezará a hacer test a las reses de las Islas en el mes de febrero, cuando los técnicos hayan terminado su periodo de formación y se hayan recibido los 4.500 tests solicitados y la maquinaria correspondiente.
La psicosis que ha provocado entre los consumidores la aparición de varios casos de vacas locas en la Península ha dado lugar a un acusado descenso de la demanda de carne de ternera en los mercados de la Isla. Esta falta de consumidores, lógicamente, repercute en los niveles de sacrificio, que han descendido un 90 por ciento respecto a las mismas fechas del año pasado.