El arquitecto y ex presidente del Real Mallorca, Guillem Reynés, confirmó a este diario que la Conselleria d'Obres Públiques, Habitatge i Transport «tiene en su poder» un proyecto que resuelve con carriles de desaceleración la polémica surgida por los peligrosos accesos a las instalaciones deportivas de Son Bibiloni. «No entiendo qué motivos alega el Govern al anunciar su intención de levantar un acta que puede derivar en sanciones, porque el proyecto lo tienen ellos y está consensuado, incluso, con los ingenieros del Ejecutivo», dijo Reynés.
El proyecto en cuestión se basa en la creación de sendos carriles de desaceleración en ambos sentidos (hacia Sóller y en dirección a Palma), la mejora del asfaltado y la instalación de un moderno sistema de iluminación que evitaría los riesgos de colisión que sufren los automovilistas en la actualidad. Como se sabe, el peligroso acceso a las instalaciones de Son Bibiloni ha generado un aluvión de protestas por parte de los usuarios de la carretera de Sóller, que cada día circulan por ese tramo considerado un auténtico «punto negro».
Según aseguró un portavoz del Govern, el Real Mallorca, como entidad propietaria de los terrenos, debe ser la encargada de solicitar a Obres Públiques la autorización para construir una rotonda u otro paso alternativo en ese punto kilométrico. Precisó que la entidad que preside Mateo Alemany «todavía no se ha pronunciado al respecto», aseveración que no coincide con lo expresado por el arquitecto Reynés, quién insistió en que el proyecto «está en poder del Ejecutivo».
Además de solicitar las pertinentes autorizaciones, el Mallorca tendría que hacer frente a los gastos inherentes a esas obras, que los automovilistas califican de «urgentes e imprescindibles» con el objetivo de evitar accidentes graves.