Los poblers se levantaron mirando el cielo. La lluvia y las nuves amenazaban, de mañana, con aguar la fiesta. No obstante, a mediodía el sol venció al mal tiempo y los poblers se pusieron manos a la obra en los preparativos de su noche más mágica; la de Sant Antoni.
Depués de que el mal tiempo impidiera realizar antes su complicada instalación, finalmente a mediodía, el sol iluminó los preparativos de los fuegos pirotécnicos que, por la noche, hicieron temblar a la plaza de la Vila y arder al Ajuntament. Una enorme multitud abarrotó entonces la plaza y alrededores para contemplar una gran fiesta de música, fuego y color que, a pesar de que hace pocos años que se organiza, ya se ha convertido en uno de los actos más multitudinarios.
Ansiosos de que llegara la noche y, con ésta, la fiesta, los actos de la famosa Nit Bruixa empezaron a primera hora de la tarde. La comparsa de demonios que se abría al paso encabezada por un dimoni gros vestido completamente de negro, fue la encargada de dar paso a la fiesta.
A las siete y media se unieron a ésta las principales autoridades de la Isla. El president del Govern Balear, Francesc Antich; el vicepresident del Govern, Pere Sampol, además de algunos consellers como el de Obres Públiques, Josep Antoni Ferrer, o el de Hisenda, Joan Mesquida. No se perdieron tan especial cita tampoco la delegada del Govern, Catalina Cirer, así como numerosos alcaldes de la Isla. El president Antich actuó como tal presidiendo los actos después que el alcalde Font le cediera la vara de mando municipal. Los cabezudos fueron los encargados de acompañar a la comitiva de autoridades a las tradicionales Completes, animando el paseo con las típicas danzas de Sant Antoni hasta la iglesia parroquial. Después de la celebración religiosa, la Plaza Major se llenó hasta la bandera de gente que no quería perderse la danza de los caparrots ni el espectáculo de pirotecnia.