Aunque no todos se comporten como es debido, los Reyes Magos siempre muestran una gran generosidad, a veces magnificencia, con todos los ciudadanos de las Islas. A la vista está, si no, los regalos que han dejado a los políticos de la Isla.
El president Francesc Antich había recogido, en la mañana de ayer, dos libros, aunque no ha especificado sus títulos. Se ve que han pensado un poco más a la hora de dar con el regalo exacto para el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas. Un par de botas de montaña para pasear por los parques naturales ha sido el obsequio elegido. En casa de la delegada del Gobierno, Catalina Cirer, los reyes han venido cargados: dos CD'S, uno de Cap·pela y el otro de Ocults (le debe gustar a la delegada el pa amb oli nacional), unos pendientes, una pulsera y una pareja de angelitos.
Prácticos han sido Melchor, Gaspar y Baltasar con Pere Sampol: una desbrozadora para no usar herbicidas en el huerto fue el hallazgo de ayer en su casa de Montuïri. Los Reyes confían que el vicepresident haga un buen uso de ese arma, que la dedique a la horticultura y no a la política. En casa del conseller de Treball, Eberhard Grosske, los Reyes han pasado de largo. Será tal vez porque su primo lejano, Santa Claus, fue magnánimo: unas pantuflas, una agenda, el libro Más Platón y menos prozac y una cajita de música (!).
En casa del titular de Turisme, Celestí Alomar, se han acordado de los tiempos mozos del conseller cuando se ha encontrado con el Revival de los Beatles, además de con libros de biografías y poesía. Clásicos, ropa y libros, han sido los Reyes orientales en casa de Damià Pons, aunque seguro que le vendrán bien al titular de Educació i Cultura instruirse más con buenas lecturas. En la misma línea se ha portado los Reyes en casa del alcalde de Palma, Joan Fageda: «Una camisa un poco guapa, ropa interior "siempre tan necesaria", alguna corbata,... en fin, lo que se necesita».