La noche de San Silvestre tuvo trastienda. Amén de las que velaban por la salud y la seguridad ciudadana, el núcleo mayor se localizaba en el gremio hostelero, concretamente en las cocinas de los restaurantes y los grandes hoteles. Ya en el «escenario», en «directo», los equipos de servicio de comedor capitaneados por los maîtres y jefes de sala. Este día suelen incrementarse las plantillas fijas con personal de refuerzo. En los hoteles de gran lujo este grupo adicional lo componen veteranos camareros y alumnos muy aventajados de escuelas de hostelería.
En las cocinas de los grandes hoteles, el ritmo al que se trabaja es de vértigo, aunque esté todo organizado con antelación. Los nervios se aparcan, y todo el mundo más que correr, vuela. En el presente reportaje podemos ver el equipo de cocina del hotel Arabella Golf Son Vida, pocos minutos antes de servirse la cena. Luego vendría el «mambo». En el comedor, muy atentos estuvieron los maîtres Walter y Domingo Ribas.
Ultima Hora tuvo acceso a la cocina del hotel Son Vida justo después de dar las doce campanadas. Concluida la cena, los cocineros lo celebraban con champán y no faltaban las bromas del chef Durán, con el cambiazo de la dorada espuma por agua del grifo. El equipo de comedor del hotel Son Vida vistió trajes de época. Los camareros, de lacayos, y los maîtres Jesús Martínez y Diego Pérez, lucían levitas propias de la nobleza. Todos sin excepción, llevaron la noche con alegría y buen humor, dándose un respiro para brindar por el año nuevo.
Después de las doce de la noche, en el hotel Son Vida, en la antesala del comedor se abrió la barra libre, y en otra mesa se podían elegir también infusiones. Así que de nuevo «empezaba el baile» para los bármans, ya que se inició una auténtica «romería» de clientes a solicitar bebidas. De madrugada, el servicio de comedor continuaba «firmes», pues se sirvió chocolate con ensaimadas. A los mallorquines y residentes asistentes a la velada no les cogió por sorpresa. Sí a muchos súbditos extranjeros que no conocían la costumbre. Total, que también se apuntaron, gustándoles mucho el dulce típico isleño.