El pasado día 30 de diciembre, tras la manifestación de carácter independentista y cuando ésta ya había concluido, un grupo de radicales la emprendió de forma violenta contra quienes estaban rindiendo homenaje al Rei en Jaume en la Plaça d'Espanya con motivo de la Festa de l'Estendard. Una actitud ésta absolutamente inadmisible e intolerable. De hecho, el homenaje al Rei en Jaume tiene muy poco de centralista o de «imperialismo del Estado español», por utilizar una expresión que bien podrían poner en su boca estos radicales. Pero además, quienes realizan la ofrenda floral son los representantes legítimamente elegidos por los mallorquines, con lo que la ofensa resulta aún más grave.
Cualquier proyecto ideológico que respete los derechos humanos merece respeto y consideración, pero la defensa de los principios de todos y cada uno de ellos debe hacerse de forma democrática y mediante el diálogo. Jamás pueden utilizarse métodos coercitivos o violentos para intentar imponer las creencias propias como una verdad absoluta e innegable. Las actitudes y las acciones emprendidas por este grupo, además, manchan a quienes de verdad defienden por las vías democráticas proyectos que contemplan la autodeterminación o la independencia, personas que nada tienen que ver con imposiciones, sino con la legítima lucha en las urnas y con la palabra y el diálogo como armas.
Es evidente que con los incidentes que protagonizaron el pasado sábado quedaron absolutamente descalificados y que hay que evitar a toda costa que se reproduzcan hechos como los que se vivieron en Palma. Las ideas no se imponen a golpe de zarandeos, lanzamiento de huevos o pisoteos de banderas, sino que deben argumentarse y defenderse, aunque eso para gente irracional debe resultar imposible.