Habíamos perdido su pista. Es más, nada sabíamos de su proyecto: llevar al cine Iceman, un guión para una película de gran acción. Nos estamos refiriendo al actor alemán, residente en Estados Unidos, Mattias Huess. Rubio, de cerca de dos metros de estatura, de constitución atlética, experto en artes marciales y el malo de casi todas las películas en que ha participado. Hace algo menos de un año nos habló de que iba a hacer esa película. Incluso nos dio una fecha: verano de 2000, pero, como ya he dicho, le perdimos la pista hasta el otro día, en que Mateo Palmer nos puso de nuevo tras ella. «Casi todo los días viene a entrenar al Mega Sport». Y ahí, haciendo pesas en la sala del fondo, que es donde suele entrenar Carlos Moyá, le pillamos. Mattias, el malo de casi todas las películas, pero con cara de buena persona, dibujó una sonrisa al reconocernos.
Tres propuestas de un lector
Un amable lector "F. Gelabert, se llama" me manda una carta con
tres propuestas para quien corresponda, que reproduzo íntegramente.
Pide, en primer lugar, que nos enteremos "cosa que trataremos de
hacer" si la antigua cárcel está en las debidas condiciones para
poder abrir sus puertas y dar cobijo a estos pobres obreros de
color que duermen bajo tiendas de campaña, en más que clara alusión
a los subsaharianos que han montado su campamento en el montículo
de Son Valentí, a la vera del polígono. En segundo lugar, propone
una investigación a través de la siguiente pregunta: ¿Llevaba
salvavidas el pesquero que sufrió la desgracia la semana pasada? Y
si lo llevaba, ¿por qué ese pobre desgraciado murió ahogado? En
cuanto a la tercera propuesta, es la siguiente: ¿No sería fabuloso
que durante el mes de diciembre de cada año, Correos pusiera gratis
un servicio de envío de a las ONG. Sólo en diciembre. Y explica a
continuación el porqué de esta petición: compró tres barras de
turrón para mandar a Perú, «a una niña apadrinada que tengo allí.
Las barras me costaron 800 pesetas y el envío 2.825». Lógico que
haga esta propuesta.