Unió Mallorquina celebró ayer su VIII congreso con el firme propósito de dar el salto político a Menorca y Eivissa a través de la colaboración con partidos afines y a ser decisivos en la acción de gobierno y no sólo en la formación de éste, como ha sucedido esta legislatura. Los nacionalistas confirmaron ayer el liderazgo de Maria Antònia Munar al frente de la formación al reelegirla por cuarta vez consecutiva presidenta de la formación. Bartomeu Vicens fue reelegido secretario general. De los 354 votos emitidos, tan sólo 11 fueron contrarios a la presidencia de Munar, mientras que otros 24 compromisarios votaron en blanco. Con este resultado, Munar fue proclamada presidenta con el 90 por ciento de los votos.
La presidenta de UM aseguró ayer que el objetivo de la formación es alcanzar acuerdos con los Independientes de Menorca y posibilitar la aparición de una formación de ideología similar en Eivissa y Formentera. Además, UM no renuncia a conseguir una alianza con el PSM para conseguir un diputado en el Congreso.
En su discurso de clausura del VIII congreso, Maria Antònia Munar defendió la vigencia del Pacte de Progrés y aseguró que era necesario «un cambio importante». Munar reiteró que UM está en el Pacte para dar soluciones «desde la moderación y la coherencia» y puso como ejemplo de esta manera de actuar la participación decisiva del partido en el cambio de horarios comerciales. Munar censuró abiertamente tanto el proyecto de ley de comercio como el del nuevo recinto ferial y no se mostró dispuesta a apoyar que los homosexuales pueda adoptar niños. «El derecho a adopción es de los niños, no de los padres», dijo.
Las críticas más duras de Munar fueron para los partidos centralistas y, especialmente, para el actual Gobierno. Munar aseguró que sólo con una correcta financiación se podrían solventar los problemas de las Islas y criticó la mal entendida solidaridad que practica el Gobierno con el dinero que aporta Balears. «La solidaridad no ha de pasar porque otros se nos adelanten con nuestro dinero», aseguró.