El Taller de Joguines de Cáritas y Fundació Deixalles hace un año que funciona. Durante este tiempo, cientos de juguetes han sido reciclados y puestos a punto para que los más pequeños de la familia puedan disfrutarlos a un módico precio. Gabriel Pérez es el responsable del taller donde trabajan quince personas, algunas de ellas discapacitadas e inmigrantes. Durante varias horas al día estas personas arreglan juguetes estropeados o seleccionan los que en mejor estado llegan hasta la sede del Pont d'Inca.
En el mismo local, situado tras las viviendas de Verge de Lluc, se ha instalado una pequeña exposición de juguetes totalmente reciclados y puestos a la venta con unos precios que oscilan entre 100 y 500 pesetas. Algunos colegios de Palma, como el Sagrado Corazón de Son Espanyolet, han realizado una campaña de recogida de estos apreciadísimos objetos e incluso muchos particulares, a quienes les sobran, llaman para que pasen a recogerlos o los entregan en el mismo taller.
Una vez llegan los juguetes al taller son seleccionados: los peluches y vestiditos son metidos en una lavadora, donde salen como nuevos y para que tengan una higiene perfecta. Luego son planchados. También lavan a las muñecas y las peinan. Los juegos como puzzles, rompecabezas, etc, son revisados para que estén todas las piezas. Los juguetes electrónicos o a pilas se arreglan e incluso se realizan algunos trabajos de creación. Una vez hecha la puesta a punto se crea una caja de cartón a medida para su puesta en venta y una mejor presentación.
Durante los últimos cinco meses el taller ha salido a las diferentes ferias y mercadillos, donde ha tenido una gran aceptación, llegando a recaudar unas 600.000 pesetas. Éstas son destinadas a la compra de herramientas y mantenimiento de este espacio. Las personas que acuden a diario a trabajar en la reparación de estos útiles cobran unas 47.000 pesetas. Ante todo, estos trabajadores están orgullosos de la labor que desarrollan, potenciando las ilusiones de muchos niños y niñas.