El portaaviones nuclear norteamericano CVN-73 «George Washington» representa un auténtico arsenal flotante. Con 97.000 toneladas a plena carga, mide 333 metros de eslora por 40 de manga y 11 de calado. Sus dos reactores nucleares le permiten navegar durante un millón de millas o 15 años sin repostar. Su potencia asciende a 300.000 caballos de vapor, que impulsan 4 hélices para más de 30 nudos de velocidad máxima.
La dotación de este enorme buque de guerra derivado de la clase Nimitz, asciende a 3.184 tripulantes destinados al servicio naval (de ellos 203 oficiales) y 2.800 para el parque aéreo (con 366 oficiales). Éste suma un total de 90 aparatos, encabezado por el F-18 Hornet y el F-14 Tomcat a los que se añaden los Prowler, Viking y Hawkeye junto a los helicópteros Sea King.
El «George Washington» puede lanzar un avión cada diez segundos con cuatro salidas diarias durante 16 días. Para ello dispone de 9.000 toneladas de fuel de aviación. La cubierta de vuelo mide 327 metros de larga por 765 de ancha y está acorazada. La altura de su construcción es de 18 cubiertas y la torre se divide en tres puentes destinados al mando de la flota, mando del buque y control de vuelo.
La US Navy dispone de 13 portaaviones en activo y la presencia de sus unidades adscritas a la VI Flota en la bahía de Palma se remonta a 1950. Entonces, la flota de portaaviones era convencional hasta que en 1961 fue entregado el atómico «Enterprise». Desde aquella fecha, aunque no se han constatado accidentes graves, su presencia ha motivado cierta inquietud ante el hipotético riesgo de un escape radiactivo. Así, su presencia puede equipararse al de una central nuclear.