Una inmensa pelota roja, un paracaídas cedido por el ejército y una gran cantidad de papel reciclado son los objetos que se utilizaron ayer en los distintos colegios de Balears para llevar a cabo los Juegos Solidarios, que se integraron en el Día Internacional del Voluntariado.
Un total de 4.502 niños, de edades comprendidas entre los cuatro y los dieciocho años, de todas las Islas participaron durante la mañana de ayer en esta iniciativa realizada conjuntamente por la Conselleria d'Educació i Cultura por medio de la Direcció General de Planificació i Centres. El objetivo primordial era desarrollar actitudes y valores relacionados con la educación por la paz, potenciando la cooperación entre los jóvenes. Por este motivo, todos los juegos que se plantearon iban destinados a la colaboración entre los alumnos, ninguno de ellos podía realizarse sin el esfuerzo de todos. Jaume Gual, director general de Planificació i Centres, destacó el carácter cohesionador de estos juegos, «evitando en todo momento la competición a la que tan acostumbrados estamos», afirmó. Además Manel Font, coordinador de los 56 monitores que participaron en estos juegos, quiso añadir que «esta cohesión podía desembocar en una solidaridad futura para con la sociedad».
Los colegios de Sagrado Corazón y San Vicente de Paúl fueron dos de los centros que acogieron estos juegos, siendo el primero el que más participación tuvo. Los más pequeños fueron los primeros en experimentar estas actividades, que disfrutaron al máximo de ellas. Algunos se quedaron muy sorprendidos por la gran dimensión de la pelota, y sin planteárselo, entendieron el significado de los juegos, ya que sin la ayuda de sus compañeros no podían sujetarla. El grupo mayor tuvo sus más y sus menos, debido a que había jóvenes que por vergüenza se negaban a participar. Pero al enterarse de que se trataba de una buena causa, accedieron enseguida. Es más, la integración fue absoluta.