Dicen que no es más limpio quien más limpia, sino quien menos ensucia. Sea como sea, lo que si es cierto es que Palma está sucia, y mucho, y que también se limpia mucho, pero sólo en determinadas zonas. La encuesta de la OCU que sitúa a Palma como la quinta ciudad más sucia de España no hace más que confirmar una sensación que los ciudadanos palmesanos tienen desde hace mucho tiempo: que Palma es una ciudad sucia en la que se pierde calidad de vida a marchas forzadas.
La consecuencia es una ciudad extremadamente sucia en la que las autoridades no hacen nada para sensibilizar a la población. Hay calles en las que las papeleras están colocadas unas junto a otras, y otras calles en las que no hay ni una. «Es que nos lo ponen muy difícil», aseguran algunos ciudadanos que pasean por la ciudad.
El concejal de Urbanismo en Cort, Joan Bauzá, reconoció ayer que Palma está sucia, pero culpó de ello a las obras del Pla Mirall y a los millones de turistas que nos visitan. El edil respondió así, en calidad de alcalde accidental, a las conclusiones del estudio de la OCU que sitúa a Palma como la quinta ciudad más sucia de las 64 urbes más grandes del país. Opinó que no es de recibo que «a uno le inspeccionen la casa cuando tiene la cocina en obras», en referencia a que «en estos momentos el Mirall tienen cerca de 200 obras en marcha y por eso la ciudad está más sucia de lo normal».
En contra de estas opiniones, la oposición municipal condenó ayer la mala imagen de Palma dada por el estudio. Por eso, el PSOE exigirá la elaboración de «un plan de choque para conseguir en el menor plazo posible una ciudad limpia». Desde el PSM se propondrá la elaboración de campañas de concienciación ciudadana y que EMAYA, aprovechando su superávit, invierta en la mejora de sus servicios de limpieza y en una mejor planificación del mismo. Por último, desde UM se planteará la necesidad de un plan de medidas de aplicación inmediata, que contemple un refuerzo de las brigadas y más limpieza en las zonas en obras.