A las ocho de la tarde de ayer eran más de 1.500 las personas que habían visitado la feria «Nupcial 2000», y se esperaba que llegara más público. (Hoy a las 19.00, se presenta el segundo desfile).
«Nupcial» está siendo un éxito, y en especial a la hora de los desfiles porque según explica Eva Candela, directora de la Feria, «atraen mucho a la gente, sobre todo los vestidos de novia, porque a ellas les gusta verlos puestos». Además, «Nupcial» cuenta con un número de clientes, más o menos estable, porque los visitantes son los novios que tienen planes de boda para el año 2001.
La moda para la mujer que se lucirá durante la temporada primavera-verano de inicios del tercer milenio, es tan variada en trajes de ceremonia como variados son los gustos de las futuras novias, aunque siguen predominando los largos totales. Tejidos naturales como organzas, tules, rasos -la demanda de seda salvaje ha bajado ligeramente-, otomanes... El lino para el verano, hace de fondo a tules bordados con motivos florales, y es muy del gusto de la mujer que no quiere un vestido demasiado formal, o que tiene intención de adaptarlo para «calle» con posterioridad.
Los colores, claros; pero rara vez blancos puros. La gama empieza con los marfiles y cremas y se oscurece hacia los tostados. Grises perla, rosados y azules muy claros, también se combinan para generar ligeros contrastes. Aplicaciones de visón o marabú, y chaquetas de manga larga, convierten en cálido y discreto -en especial si la ceremonia es religiosa-, el vestido sin mangas o con los hombros al aire que se lucirá durante la gran fiesta. Rompiendo con la tradición del color liso, en «Nupcial» han desfilado trajes capeados en tules bordados con motivos florales más llamativos y atrevidos. Bajo la falda un can-can grande confiere volumen a la manera de la moda francesa de finales del S. XVIII.