Eran poco más de las siete de la tarde cuando el vuelo número 334 de la compañía Spanair, procedente de Madrid, tomó tierra en el aeropuerto de Son Sant Joan. Éste no era un viaje más para los alrededor de cincuenta pasajeros que, procedentes de diversos países de Hispanoamérica, llegaron para reencontrarse (o para ver por primera vez) a sus familiares mallorquines, menorquines e ibicencos.
La Operació Retorn, organizada por la Conselleria de Presidència, hizo posible ayer este encuentro. Un total de 269 personas habían presentado en su momento la solicitud para acogerse a este programa del Govern, siendo elegidas finalmente 53 de ellas. Las personas de mayor edad, naturales de Balears o descendientes, fueron las que tuvieron prioridad a la hora de entrar a formar parte de la operación.
El conseller de Presidència, Antoni Garcias, y el director general de Relacions Institucionals, Pere Fullana, recibieron a pie de avión a los integrantes de la expedición, entre ellos, a Esperanza Llabrés, procedente de Argentina y natural de Ciutadella, que llevaba ochenta y nueve de sus noventa años lejos de Balears.
«El viaje ha ido muy bien. No hay palabras para agradecer todo esto que están haciendo», dijo Esperanza, y luego, interrogada sobre si sabía hablar el menorquín, añadió con una sonrisa: «Sé parlar, no molt, però sé». Los abrazos y lágrimas de emoción iban sucediéndose entre los familiares por este reencuentro de vidas, esperanzas e ilusiones tanto tiempo separadas.
Maria Huguet, natural de Felanitx y también residente en Argentina, hacía muchos años que no volvía a Mallorca, «tengo muy lindos recuerdos, no me pude olvidar nunca de mi tierra. Cada vez que pueda regresaré».