Días atrás, Virginia Rodríguez López y su esposo, residentes en Palma, decidieron visitar el parque de Marineland. Tras ver el espectáculo, decidieron ir a la playa contigua. Una vez en ella se sentaron en el escalón que limita la arena con el resto del lugar. De pronto apareció el que alquila las hamacas y les conminó a que se marcharan de allí alegando "según leemos en la denuncia que posteriormente presentaron en la Jefatura Superior de Policía," «que esto es privado, y voy a llamar a la policía». Virginia le animó a llamarla diciendo que la playa es un lugar público. A poco llegó una dotación de la Policía Local diciéndoles de malas formas "sigo transcribiendo la denuncia presentada" que se fueran de allí, ya que se encontraban en lugar privado. Realmente, la playa no es un lugar privado, por tanto todo el mundo tiene derecho a hacer uso de ella. Y no es obligación ocupar hamacas ni sombrilla.
Lo siento, pero las Urgencias abren a partir de las
nueve
Léanlo con atención. Y si al final flipan, no se preocupen. Yo
también flipé. Un vecino de la calle Colliure de Palma, cuyas
iniciales de nombre y apellido son M.R., días atrás se clavó un
destornillador en el dedo pulgar de su mano derecha. Como pudo,
trató de cortar la hemorragia con unas vendas e inmediatamente con
su mujer se trasladó al PAC de s´Escorxador, «que es el centro
sanitario más próximo a casa». Serían las 7 de la tarde. Al llegar
allí, un médico salió a su paso, y les preguntó que qué querían.
«Que me curen», dijo él. El galeno respondió que debía de acudir a
su ambulatorio, «porque aquí las urgencias comienza a las 9 de la
noche».