La presidenta del Consell Insular, Maria Antònia Munar, en su discurso institucional con motivo de la celebración de la Diada de Mallorca, agradeció la lealtad institucional y la contrapuso a la lealtad política con la que «algunos políticos la confunden», y lo hizo para referirse al régimen especial para Balears, del que dijo que no funciona. Y en esto hay que coincidir con la máxima representante de la Isla. Además, tiene toda la razón cuando asegura que las inversiones estatales deben realizarse sin «chantajes» y sin obligar a una utilización de los fondos según los criterios del Gobierno central. Es evidente que quien mejor conoce las peculiaridades y las necesidades de Mallorca son los representantes legítimos de nuestras instituciones más próximas, Govern, Consell y ayuntamientos, y que son ellos quienes deben decidir cómo y de qué manera es conveniente invertir no sólo sus presupuestos, sino también el dinero procedente del Estado.
Especial hincapié hay que hacer a la referencia de Munar al crecimiento del sentimiento de mallorquinidad, aunque bien es cierto que hay que seguir avanzando para que la conciencia nacional esté arraigada como debe en nuestra sociedad. Y, lógicamente, desde el punto de vista nacionalista "la presidenta calificó el nacionalismo como un «sentimiento lleno de amor e ilusionado»", nuestra lengua es fundamental como «vehículo de entendimiento».
Finalmente, es destacable, además, la referencia al territorio como «patrimonio limitado e insustituible», afirmación lógica y acorde con la lí- nea política del Consell por lo que se refiere a la ordenación urbanística, con la que además hay que estar de acuerdo, por cuanto supone de defensa de nuestros valores ecológicos y paisajísticos.