El legendario «Savarona», el yate clásico más grande del mundo, atracó ayer en Palma por vez primera consignado por Lantimar, durante un crucero por el Mediterráneo. Propiedad del Gobierno turco, navega actualmente al mando del capitán John Bardon en chárter al precio de unos ocho millones de pesetas al día.
Diseñado por el célebre ingeniero naval norteamericano W.F. Gibbs, fue construido en los astilleros Blohm & Voss de Hamburgo en 1931 para Mrs. Emily Röbling Cadwalader, nieta del arquitecto del puente de Brooklyn. Su entrada en servicio marcó el colofón y punto final de una era, la de los yates de leyenda. Capaz de atravesar el Atlántico a una velocidad de 18 nudos, marcó un hito en el historial del yachting.
Pero, a consecuencia de la gran depresión y los costes fiscales en Estados Unidos, fue vendido al Estado turco por un millón de dólares y ofrecido al presidente Mustafá Kemal Atatürk. Mas tarde, en 1951, fue convertido en buque escuela y en 1979 sufrió un devastador incendio que destruyó su decoración original. Tras diez años de abandono y a punto de desguace fue objeto de una cuidadosa restauración a cargo del magnate otomano Kahrman Sadikoglu.
Con 4.646 toneladas, 136 metros de eslora por 16 de manga y 6 de calado, el «Savarona» dispone de alojamientos para 34 invitados en 17 suites, atendidos por una dotación de 48 tripulantes. Cuatro grandes cubiertas alinean estancias de ensueño como el gran salón, el baño turco, revestido de mármol, o el vestíbulo neoclásico con escalera en espiral, donde el lujo oriental se hace plena realidad.