El XVI Trofeo Almirante Conde de Barcelona reúne por vez primera en Palma dos históricos pailebotes baleares conservados en manos extranjeras. Es la mejor imagen de la desidia y el desinterés que ha rodeado aquí siempre la preservación de nuestro patrimonio marítimo en contraste con la sensibilidad mostrada por personas de otros países.
Se trata del Thopaga(ex Cala Tuent) de 1924, con bandera española y armador francés y del Isla Ebusitana (ex Pedro Compte) de 1856 de bandera inglesa, a los que se ha sumado la presencia del Rafael Verdera, de 1841, del vasco Mikel Arizmendi. Tres muestras ejemplares del resultado de una magnífica labor de restauración y mantenimiento de los buques que Balears no ha sabido conservar.
Últimos vestigios de un pasado glorioso, cuando los carpinteros de ribera de la islas, los célebres mestres d'aixa creaban de forma artesanal auténticas obras maestras destinadas a surcar los mares mas allá del tiempo. Sus recias cuadernas, forros y mástiles de madera enarbolan hoy día las velas cangrejas que en sus últimos tiempos perdieron, al ser convertidos en motoveleros. Los pailebotes fueron los últimos grandes veleros que enarbolaron gallardetes baleares, desaparecidos ya los llaüts viajeros, jabeques, goletas, bergantines, corbetas y hasta fragatas que constituían la flota balear.
Entre el siglo XIX y la primera mitad del XX, buques como los tres que durante esta regata regatean en Palma, representaban la espina dorsal del tráfico mercante de cabotaje entre Palma, Sóller, Maó y Eivissa con la Península, el Sur de Francia y el norte de Àfrica. Pero algunos llegaron a establecer línea regular con Cuba, tras vencer el reto de la travesía atlántica al mando de sucesivas generaciones de intrépidos capitanes isleños. Su imagen en el Moll Vell todavía era habitual durante los años 60, hasta el final de aquella década, cuando la mayoría sucumbieron quemados en la Cala Penyas Rotges y más tarde, a principios de los años 80, hundidos con cargas de dinamita en la bahía de Palma.