El vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, y su familia pasan el fin de semana en Mallorca en compañía de unos familiares. Con atuendo veraniego, camiseta del trofeo Conde de Barcelona y bermudas, se hizo más que patente que Rato, que había llegado la tarde del viernes, sólo venía a descansar y no quiso hacer ningún tipo de declaración referente al tema político de nuestro país.
Ayer por la mañana, amable y muy relajado, el político posó en el pantalán del Club Náutico de Santa Ponça, donde llegó conduciendo su propio vehículo y donde le aguardaba amarrado el yate de su cuñado. Siguiendo los pasos náuticos del presidente Aznar, que el pasado fin de semana también salió a navegar por aguas mallorquinas, el vicepresidente también surcó las aguas de Balears. Está visto que los del Gobierno son grandes «lobos de mar» o quizás sea el mejor método para evadirse de multitudes, miradas indiscretas y los flashes de las cámaras de la prensa.
El vicepresidente, en compañía de su mujer, hija y cuñada se hizo a la mar a mediodía, después de haberse provisto de numerosas botellas de agua, comida y una gran ensaimada: todo lo necesario para pasar un gran día. Ésta no es la primera vez que Rato pasa unos días de descanso en Mallorca. «Aquí, -confiesa- me encuentro bien y tranquilo para disfrutar de estar con la familia y amigos».