El Aga Khan se encuentra en Mallorca desde hace cuatro días con la intención de no abandonar la Isla hacia final de mes. Se hospeda en la misma casa que ocupó el verano pasado la familia de Bob Miller. Llegó desde Francia, donde la semana pasada asistió al entierro de la viuda de su abuelo. Le acompaña su esposa y media docena de agentes de seguridad.
El acceso a la casa es poco menos que imposible, pues tras la verja queda un largo camino por recorrer, aparte de que en la entrada hay un cartel que lo pone bien claro: «Moncaire, prohibida la entrada a quien no tenga permiso». Y hacer guardia en la puerta es poco menos que perder el tiempo: la gente entra y sale en coches con cristales ahumados, el sol convierte la espera en un infierno y... bueno, pues que tampoco está permitido estacionarse allí por ser propiedad privada, cuyo propietario es, dicho sea de paso, el británico Peter Harari, de profesión anticuario, que vive a caballo entre Mallorca y Londres, donde hace un mes celebró una fiesta con motivo de su cumpleaños a la que invitó a los Nadal, Marieta Salas, Cecil Sandberg y Cristina Macaya, de cuyas fiestas y reuniones en Es Canyar es un habitual.
El Aga Khan, jefe de los ismaelitas, establecido en Cerdeña desde hace años, donde ha promovido Porto Cervo, la zona más exclusiva de la isla, se ha traído a Mallorca el barco que ha fondeado en el Port de Sóller, en la base militar. Se trata de un yate de una eslora parecida a la del Fortuna. En realidad, aunque su línea no es tan aerodinámica, es bastante similar a aquel. No pudimos ver su nombre, pero si es el suyo, debe de ser el Shergar, a quien llamó así en honor a un caballo de su propiedad, Shergar, que tras ganar el derby de Ascot fue secuestrado por el IRA.
· Pedro Prieto