La entrega del «Fortuna» a Patrimonio Nacional por parte de la Fundació Turística i Cultural de les Illes Balears estaba prevista para el mediodía de ayer, en el Club Náutico de Palma. Sin embargo, se cambiaron los planes convirtiendo este lugar en punto de concentración para, desde él, en autocar desplazarlos "desplazarse" hasta el muelle de la base naval de Portopí bajo un sol de justicia, donde visitaron el yate y a continuación proceder a hacer la donación de la embarcación a Patrimonio Nacional mediante escritura pública, cosa que se hizo ante el notario Miguel Mulet Ferragut.
Por la tarde, un poco antes de las cinco, el «Fortuna», que abandonó su amarre que posee en el nuevo muelle para ocupar el que tuvo su antecesor durante casi veinte años "estamos por decir que ocupó el mismo lugar que aquel cuando aquella mañana de mediados de agosto del 79 llegó a Palma, desde Tarragona", quedó a disposición de los medios gráficos por espacio de una hora larga, aunque sólo fotos exteriores. A simple vista tiene cierto parecido al anterior, aunque es más grande y más aerodinámico que aquél. Según señaló Francisco J. Peña, representante de Patrimonio, el «Fortuna» es la construcción 370 de la Empresa Nacional Bazán, y en su género, la única, pues con anterioridad se habían construido sólo barcos de guerra, mercantes y de menor envergadura».
La embarcación ya está disponible para su uso, puesto que cumple con todos los requisitos técnicos y administrativos. Llama la atención, por ejemplo, el sistema hidráulico de apertura de las puertas que dan acceso a su interior desde tierra. Tampoco pasan desapercibidos sus amplios espacios, o solarium, en la segunda planta y proa, aunque ésta es algo menor; también se puede tomar el sol en popa. Dotado de circuito cerrado de TV, el «Fortuna» tiene dos puentes desde donde puede ser gobernado; según ha podido saberse el yate está decorado con sumo gusto y cuenta con dos cuadros de Juli Ramis y uno de Ramon Canet.